viernes, 11 de enero de 2008

Acerlement


Te vi del otro lado de la calle zingzageando entre los coches. No quise acercarme, pero te seguí a lo lejos. Cuando vi que unos muchachos se acercaron a ti me quede callada. Cuando me di cuenta que no eran muchachos seguí observando sin siquiera suspirar. Estaba buscando una criatura que no se encontraba ahí, pero en vez de ello encontré a la victima perfecta. Te deje partir con tus dos mujeres.
Al día siguiente y todos los que le siguieron seguí visitando esa misma calle a esa misma hora. Acoso? No lo creo. Aunque tu nunca hubieras sabido, para poder acusarme de acoso hay que tener por lo menos una referencia temporal de mediano plazo. Pero lo que supiste es solo que eras perfecta para mi. El tributo de mi idea mas genial, y la proteína de mi intensidad mas controversial. Mi musa. Por fin cuándo te volví a encontrar en las condiciones indicadas decidí empezar por lo básico, y de ahí dobletear a puntos mas extravagantes y de puro embellecimiento superficial del acto. Mientras zingzageabas me viste, yo sombra intrigante de energía penetrante, demasiada bonita como para ser algo nocivo. Bien cuando estuvieras al alcance de la luz, te apunte del dedo y te indique que te dirigieras hacía a mi. Lo cual hiciste de manera bastante recta para ser honesta. “Si con un dedo te hice venir, imagínate lo que puedo hacer con dos”. Metros mas lejos en lugares bien seleccionados empezó mi deseo y mi plan incontrolable que provocaste en mi desde el día que te vi.
No se que es de ti ahora, pero seguro que si me ves desde allá arriba has de estar lamentando que yo no te alcance nunca arriba, y si estas abajo entonces has de estar metiéndome un tridente por el culo. Lo cual es probable que se vuelva de mis actividades favoritas tras esos barrotes de metal.

No hay comentarios: