
He oído hablar del entusiasmo que tienen ustedes las mujeres por las puterias. Dios les dio una cara y ustedes se fabrican otra. Dan saltitos y se contonean, hablan de forma exageradamente ridícula, ponen apodos a las personas que consideran inferiores y pretenden hacer pasar su frivolidad por inocencia. Acomodan sus necesidades a la altura del momento mas interesante. Pretendidos sentimientos provenientes de entre las piernas rigen su corazón. El poder de la belleza se desvanece detrás de tan falsos sentimientos. Y decir que yo te amaba.
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