Quisiera que llegara el día en el que me vaya a dormir y no me lave los dientes antes de. Quisiera llegara esa noche y me ponga la camiseta que me regalo mi papa de su viaje a costa rica y los calzones que le rogué a mi mama me comprara (aunque demasiado costosos para lo que son). Y que esa noche estrellada, entre mis cobijas de algodón, mi edredón de plumas y mis cojines, me vaya acomodando suavemente estirando todos mis dedos de pies haciendo pasar la frescura de la noche entre ellos. Al mismo tiempo que en ese preciso instante recorra con la lengua el interior de mi boca en busca de algún resto de mi ultimo antojo goloso de la noche. Y que en la comodidad de mi cama y el bienestar de mi hogar me quedara dormida con un tea caliente a lado. Con las luces de la tele prendida del cuarto de mi hermano atravesando las fisuras de la su puerta entreabierta. Con la seguridad que mis padres durmiendo abrazados en una cama 10 veces de su tamaño, cuidarían de mi en mis noches de pesadillas.
Ya cuando haya dejado el terreno listo para alcanzar a mis seres mas amados en el 5º sueño, me quedara ahí para siempre.
Quisiera que llegara aquel día en donde me quedara dormida en la noche de mis recuerdos infantiles y nunca despertar en la realidad rota del presente.
